Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/374

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
376
Plutarco.—Las vidas paralelas.

monia, diciéndole: «Pues á fe que la lámpara no sabe de mi y de ti las mismas cosas.» Con los demas no lo negaba, sino que reconocia francamente que no siempre decia lo que habia escrito, pero sin escribir no hablaba nunca; porque decia que el estudiar para hablar en público acreditaba al hombre de popular; siendo esta preparacion un principio de obsequio al pueblo; y que el no pensar cómo sentaria á la muchedumbre lo que se dijese, era de hombres oligárquicos que más atendian á la fuerza que á la persuasion.

Dan tambien por prueba de su cobardía para hablar de repente que Demades, viéndole turbado y atardido muchas veces, se levantó y tomó la palabra para defender la misma causa; y él nunca hizo otro tanto con Demades.

¿Pues cómo es, dirá alguno, que Esquines le tiene por admirable precisamente por su soltura en el decir? ¿Cómo es que á Piton de Bizancio, que se había puesto a hablar con arrojo y con un torrente de palabras contra los åtenienses, se levantó él solo y le contradijo? ¿Cómo es que habiendo Lamaco Mirreneo escrito el elogio de los reyes Alejandro y Filipo, en el que decia mil cosas en descrédito de los Tebanos y Olintios, cuando lo estaba leyendo en los juegos olimpicos se levantó tambien, y expresando con relacion de los hechos y con pruebas positivas los muchos bienes que los Tebanos y Calcidenses habian hecho á la Grecia, y por la inversa de cuántos males habian sido causa los aduladores de los Macedonios, mudó de tal modo los ánimos de los oyentes, que temiendo aquel sotista por el alboroto que se babia movido, tuvo que hair del concurso? Lo que parece es que creyó no convenirle algunas de las cualidades de Pericles; pero su coordinaeioa del discurso, su accion y el no hablar de repente sobre todo asunto sin preparacion, como que estas eran las que le habian engrandecido, las imitó y copió en cuanto pado, sin dejar por eso de aspirar á la gloria de hablar extemporáneamente si lo pedia un grave caso; ni tampoco