Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/416

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
418
Plutarco.—Las vidas paralelas.

acaloró contra los conspiradores; ejecutando lo mismo Quinto su hermano, y de los amigos que tenía con motivo — de su estudio en la fiosofia, Publio Migidio, de cuyo consejo se valia principalmente en los asuntos políticos de importancia. Tratándose, pues, al día siguiente en el Senado del castigo de los conjurados, Silano, que fué el primero : á quien se preguntó su dictámen, dijo: que traidos á la cárcel deberian sufrir la última pena; y todos seguidamente se adbirieron á él, hasta Cayo César, el que fué Dietador despues de estos sucesos. Era todavía jóven, y estaba dando los primeros pasos para su acrecentamiento; mas en su conducta pública y en sus esperanzas ya marchaba por aquella senda por la que convirtió el gobierno de la república en monarquía. Ninguna sospecha tenian contra él los demas; y aunque á Ciceron no le faltaban motivos para ella, no había dado asidero para que se le hiciera cargo, diciendo algunos que estando muy cerca de caer en —la red, se habia escapado de ella; pero otros son de sentir que con conocimiento se desentendió Ciceron de la denuncia que contra él tenía, por miedo de su poder y el de sus amigos: pues era cosa averiguada que más bien se llevaria César tras si á los otros para salud, que éstos á César para castigo.

Llegada, pues, su vez de votar, levantándose, expresó que no se debia quitar la vida á los culpados; sino publicar sus bienes, y llevándolos á las ciudades de Italia que á Ciceron le pareciese, tenerlos en prision hasta que se hubiese acabado con Catilina. A este dictámen, benigno en sí, y esforzado pur un hombre elocuente, le dió mayor valor Ciceron; porque levantándose, se propuso hacer de los dos uno, tomando parte del primero, y conviniendo en parte con César; y como todos sus amigos creyesen que á Ciceron le convenia más adoptar el dictámen de César, porque habria ménos motivo de queja contra él no quiLando la vida á los reos, prefirieron esta segunda senten-