Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/44

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
46
Plutarco.—Las vidas paralelas.

Para hacer, pues, los bárbaros ver al Rey su fuerza y su virtud, no derramaron más que unas gotitas de esta maleria por el corredor que conducia al baño, y despues desde lėjos alargaron las hachas con que le alumbraban, porque ya era do noche, bácia los puntos que se habian rociado; é inflamados los primeros, la propagacion no tuvo tiempo sensible, sino que como el pensamiento pasó el fuego de uno al otro extremo, quedando inflamado todo el corredor.

Hallábase en el servicio de Alejandro un Ateniense llamado Atenofanes, destinado con otros al ministerio de ungirle y bañarle, y tambien al de procurarle desahogo y diversion.

Este, pues, como á la sazon estuviese en el baño un mozuelo del todo despreciable y ridículo por su figura, pero que cantaba con gracia, llamado Estefano, «¿quereis, le dijo, oh Rey, que hagamos en Estefano experiencia de este betun? porque si con tocarle no se apaga, es preciso cou fesar que su virtud es insuperable y terrible.» Prestábase tambien el mozuelo de buena gana al experimento; y en el momento de untarle y tocarie, levantó su cuerpo tal llamarada, y se encendió todo de manera que Alejandro se vió en el mayor conflicto, y concibió temor; y á no ser que por fortuna se tuvieron á mano muchas vasijas de agua para el baño, un auxilio más tardío no hubiera alcanzado á que no se abrasase: aun así se apagó con mucha dificultad el fuego que ya se habia extendido por todo el cuerpo, y de resultas quedó bien maltratado. Con razon, pues, acomodando algunos la fábula á la verdad, dicen haber sido éste el ingrediente con que untó Medea la corona y la ropa de que se habla en las tragedias: porque no ardieron éstas por sí mismas, ni se encoudió aquel fuego sin causa, sino que habiéndose puesto cerca alguna luz, tuvo lugar una atraccion é inflamacion repentina, imperceptible á los sentidos. Porque los rayos y emanaciones del fuego que parten de cierta distancia, sobre algunos cuerpos no derraman más que luz y calor; pero en otros, que tienen una seque-