Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo IV (1880).pdf/75

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
77
ALEJANDRO.

Vinieron a su poder diez de los filósofos Gimnosofistas; aquellos que con sus persuasiones habian contribuido más á que Sabas se rebelase, y que mayores males habian causado á los Macedonlos. Como tuviesen fama de que eran muy hábiles en dar respuestas breves y concisas, les propuso ciertas preguntas oscuras, diciendo que primero daria la muerte al que más mal respondiese, y así despues por órden á los demas, intimando al más anciano que juzgase. I'reguntó al primero si eran más en su opinion los vivos ó los muertos; y dijo que los vivos, porque los muertos ya no eran. Al segundo, cuál cria mayores bestias, la tierra ó el mar; y dijo que la tierra, porque el mar hacía parte de ella. Al tercero, cuál es el animal más astuto; y respondió: aquel que el hombre no ha conocido todavía.

Preguntado el cuarto con qué objeto habia hecho que Sabas se rebelase, respondió: con el deseo de que viviera bien, ó muriera malamente. Siendo preguntado el quinto cuál le parecia que habia sido hecho primero, el dia ó la noche, respondió que el dia precedió á ésta on un dia, y añadió, viendo que el Rey mostraba maravillarse, que siendo enigmáticas las preguntas, era preciso que tambien lo fuesen las respuestas. Mudando, pues, de método, preguntó al sexto cómo lograria ser uno el más amado entre los hombres; y respondió: si siendo el más poderoso, no se hiciere temer. De los demas, preguntado uno cómo podria cualquiera de hombre hacerse Dios, dijo: si hiciese cosas que al hombre es imposible hacer; y preguntado otro de la vida y la muerte cuál podia más, respondió que la vida, pues que podia soportar tantos males. Preguntado el último hasta cuándo le estaria bien al hombre el vivir, respondió: hasta que no tenga por mejor la muerte que la vida. Convirtióse entónces al juez, mandándole que pronunciase; y diciendo éste que habian respondido á cuál peor, repuso Alejandro: «pues tú morirás el primero, juzgando de esa manera; á lo que le replicó: «no hay tal, ob