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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Rey, á no que tú te contradigas, habiendo dicho que moriria el primero el que peor hubiese respondido.» Dejó, pues, ir libres á ústos, habiéndoles hecho presentes; y á los que teniendo tambien nombradía vivian de por si, envió á Onesicrito para que les dijera fueran á verle.

Era Onesicrito filósofo de los de la escuela de Diógenes el Cínico, y dice que Calano le mandó con desden y ceño que se quitara la túnica y escuchara desnudo sus lecciones, pues de otro modo no le dirigiria la palabra, aunque viniera de parte de Júpiter; pero que Dandamis le trató con más dulzura; y habiéndole oido hablar de Sócrates, Pitágoras y Diógenes, habia dicho que le parecian hombres apreciables; aunque á su entender habian vivido con sobrada suinision á las leyes. Otros son de opinion no haber dicho Dandamis más que esto: «¿Pues con qué motivo ha hecho Alejandro un viaje lan largo para venir aqui?» y de Calano alcanzó Taxiles que fuera á ver á Alejandro. Su nombre era Esfines; pero como saludaba á los que le hablaban en lengua india, diciendo Calé, en lugar de Dios te guarde, los Griegos le llamaron Calano. Dícese que se presentó á Alejandro este emblema y ejemplo del poder y la autoridad; que fué poner en el suelo una piel de buey seca y tostada, y pisando uno de los extremos, comprimida en aquel punto, se levantó por todas las demas partes: hizo lo mismo por todo alrededor, y el suceso fué igual, hasta que puesto en medio la detuvo, y quedó llana y dócil: queriendo con esta imágen significar que el imperio debia ejercerse principalmente sobre el medio y centro del reino, y no haberse ido Alejandro á tanta distancia.

La bajada por los rios al mar le consumió el tiempo de siete meses; y entrando con las naves en el Océano, se dirigió á una isla, que él llamó Escilustis, y otros Psiltuquis.

Descendiendo en ella á tierra, sacrificó á los Dioses, y se hizo cargo de la naturaleza de aquel mar y sus riberas, basta donde pudo alcanzar; y haciendo plegarias á los Dio-