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Plutarco.—Las vidas paralelas.

les presidia Leonidas, varon austero en sus costumbres y pariente de Olimpiada; pero como no gustase de la denominacion de ayo, sin embargo de significar una ocupacion honesta y recomendable, era llamado por todos los demas, á causa de su dignidad y parentesco, nutricio y director de Alejandro; y el que tenía todo el aire y aparato de ayo era Lisimaco, natural de Acarnania; el cual, sin embargo de que consistia toda su crianza en darse á sí mismo el nombre de Fénix, á Alejandro el de Aquiles, y á Filipo el de Peleo, agradaba mucho con esta simpleza, y tenia el segundo lugar.

Trajo un Tesaliano llamado Filoneico el caballo Bucéfalo para venderlo á Filipo en trece talentos; y habiendo bajado á un descampado para probarlo, pareció áspero y enteramente indómito, sin admitir jinete ui sufrir la voz de ninguno de los que acompañaban á Filipo; sino que á todos se les ponia de manos. Desagradóle á Filipo, y dió órden de que se le llevaran por ser fiero é indócil; pero Alejandro, que se hallaba presente: ¡qué caballo pierden, dijo, sólo por no tener conocimiento ni resolucion para manejarle!»» Filipo al principio calló; mas habiéndolo repetido, lastimándose de ello muchas veces: «increpas, le replicó, á los que tienen más años que tú, como si supieras ó pudieras manejar mejor el caballo;» á lo que contestó:

«Éste ya se ve que lo manejaré mejor que nadie.—«Si no salieres con tu intento, continuó el padre, ¿cuál ha de ser la pena de tu temeridad?—Pagaré, dijo, el precio del caballo.» Echáronse á reir, y convenidos en la cantidad, marchó al punto á donde estaba el caballo, tomóle por las ríendas, y volviéndole, le puso frente al sol, pensando, segun parece, que el caballo por ver su sombra que caia y se movía junto á sí era por lo que se inquietaba. Pasóle despues la mano y le halagó por un momento, y viendo que tenia fuego y bríos, se quitó poco á poco el manto, arrojándolo al suelo, y de un salto montó en él sin dificultad.