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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

manejable y tan embobada con el poder de Numa, que les hacia dar asenso á las cosas más absurdas y que tenian visiblemente el aire de fábulas, no pensando que pudiera haber nada de increible en lo que proponia. Cuéntase, pues, que convidando una vez á su mesa á muchos ciudadanos, les pu3o un ajuar pobre y una comida vulgar y de poco valor, y que apénas empezaron á comer les anuació que la Diosa venía á visitarle, y repentinamento apareció la casa llena de los vasos más preciosos, y las mesas cargadas de toda especie de manjares y de la vajilla más delicada.

Pero lo más necio y absurdo de todo es lo que se refiere de su coloquio con Júpiter; porque se cuenta que al monte Aventino, que no era enlónces lodavía parte de la ciudad, ni estaba habitado, sino que tenía fuentes graciosas y bosques sombrios, concurrian dos Genios ó Semidioses, Pico y Fauno. Estos en las demas cosas parecia que eran de la raza de los Satiros y Titanes; pero en la virtud de los remedios, y en prestigios de que usaban en cuanto á las cosas divinas, se les compararia mejor á los que entre los Griegos se laman Dactilos Ideos. Embaidores, pues, como ellos, andaban corriendo la Italia. Dicese que Numa los sujetó echando vino y miel en una fuente donde solian beber; que despues de sujetos mudaron diversas formas, deponiendo la de su naluraleza y tomando extrañas apariencias, espantosas á quien las veia; y que cuando se convencieron de que estaban cautivos con prision fuerte é inevitable, predijeron otras muchas cosas futuras, y enseñaron el modo de expiacion para los rayos, el mismo que hasta hoy se practica, por medio de las cebollas, los cabellos y las menas. Otros dicen que no fueron aquellos semidioses los que introdujeron esta expiacion, sino que por medio de la magia hicieron que se apareciese el mismo Júpiter; que este Dios, irritado con Numa, le ordenó que la expiacion habia de hacerse con cabezas, y replicando Numa, ezde cebollast» dijo «de hombres;» que á esto vol-