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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

corto número y el abatimiento de los concurrentes la grandeza de aquella desventura; cuanto más que hasta la Divinidad parece que se regocija con adoradores que estén contentos. Para aplacar á los Dioses y apartar lo infausto de los prodigios hízose lo que los augures prescribieron; porque fué enviado á Delfos, á consultar al Dios, Pictor, pariente de Fabio; y como se hubiese echado de ver que babian sido violadas dos de las vírgenes Vestales, la una fué enterrada viva, como es costumbre, y la otra se dió la muerte. Lo quo hubo más de admirar en la prudencia y mansedumbre de la ciudad, fué que viniendo de aquella fuga el cónsul Varron, tan humillado y abatido como debia venir quien de lanta afrenta é infortunio babia sido causa, le salieron á recibir hasta la puerta el Senado y el pueblo, haciéndole la salutacion acostumbrada; y los magistrados y los principales Senadores, de cuyo número era Fabio, cuando hubo silencio, le elogiaron de que no babia desesperado de la república despues de tamaña desgracia, sino que se presentaba para ponerse al frente de los negocios, obrar segun las leyes y valerse de los ciudadanos, como que todavia tenian remedio.

Luego que supieron que Anfbal despues de la batalla se retiró á otra parle de la Italia, empezaron á tomar aliento, y enviaron contra él generales y ejércitos. Eran entre aquellos los más señalados Fabio Máximo y Claudio Marcelo, dignos acaso de igual admiracion por sus caracteres enteramente opuestos; porque éste, como lo decimos en el libro de su Vida, siendo de una actividad brillante y osada, y al mismo tiempo acuchillador, y tal por su indole como aquellos á quienes Homero llama pendencieros y arrogantes, y en el modo de hacer la guerra arrojado é impetuoso propio para contrarestar la osadía de Anfbal, foé el primero á mover peleas y encuentros: mas Fabio, atenido siempre á sus primeras ideas, tenía esperanza de que no entrando nadie en combate con Anibal, él mismo