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RÓMULO.

RÓNCLO.

43 conservó enteramente tranquilo, pero tampoco del todo se aturdió; y confesó que si que los niños se habian salvado, pero que estaban de pastores léjos de Alha; y la cuna la levaba á lia, porque muchas veces habia deseado verla y toearla para más cierta esperanza de sus hijos. Sucedióle en esta ocasion á Amulio lo que comunmente acontece à é los que obran perturbados del temor ó de la ira; porque echs mano de un bombre bueno, pero muy amigo de Numitor, para que inquiriese de éste qué nolicias le habian legado de los niños, y de cómo se habian salvado. Conssitaido éste eu casa de Numitor, observando que Remu casi gozaba de toda su confianza y su amor, les hizo concebir grande esperanza, y los exliortó á que se anticipasen cuanto más pudiesen, asistiéndo:os dl mismo, y comba- Liendo á su lado. Ni el estado de las cosas les hubiera permitido detenerse aunque hubiesen querido; porque ya Rámulo estaba aill junto, y se le habian pasado muchos de los ciudadanos por odio y temor de Amulio. Traia tambien consigo mucha tropa, formada por centurias, mandada cada una por un caudillo, que ostentaba ia lanza coronada con un manojo de bierbas y ramas: á estos manojos los Latinos tes llaman manipulos; y de entónces viene el que áun boy en los ejércitos á estos caudillos les dicen Manipularios.

Concitando, pues, Remo å lus de adentro, y sobreviniendo Rómulo por la parte de afuera, asustado Amulio, ni hizo nada, ni pensó en nada para su defensa, sino que se dejó prender, y pereció. Tal vieno á ser la relacion que Fabio y Dioeles Peparetio, que parece fuć el primero que escribió de la fundacion de Roma, hacen acerca de estas cosas, sospechosa para muchos de fabulosa é inventada; mas no debe dejarse de creer, en vista de las grandes hazafas de que cada dia es artifice la forluna; y si se considera que la grandeza de Roma no habria ltegado á tanta altura, á no baber tenido un principio en alguna manera divino, en el que nada parezca demasiado grande ó extraordinario.