Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/101

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
103
ANTONIO.

muy mal parados con la vigilia y la fatiga; pues habian andado en aquella noche doscientos cuarenta estadios: así, tanto por esto como por el aparecimiento repentino de los enemigos, cayeron en gran desmayo; y el combate mismo contribuia á acrecentar la sed, porque sobre la marcha misma tenian que defenderse. Los que iban de vanguardia llegaron á un rio de agua abundante y fresca; pero salada y dañosa: pues bebida movia el vientre con grandes dolores, é inflamaba más la sed; y sin embargo de habérselo prevenido el Arabe, bebian, desprendiéndose de los que querian contenerlos. Recorria Antonio las filas, y les rogaba que aguantaran por muy poco tiempo, pues no estaba léjos otro rio de agua saludable, y el resto de camino era ya áspero é inaccesible á la caballería, con lo que del todo se verian libres de enemigos: al mismo tiempo hizo llamar á los que todavía peleaban, y dió la señal de acampar, para que siquiera gozaran de sombra los soldados.

Puestas las tiendas y retirados los Partos, segun solian, volvió otra vez Mitridates; y saliendo Alejandro á hablarle, lo exhortó á que haciendo un ligero descanso el ejército, levantara el campo, y se apresurará á ponerse al otro lado del rio, porque los Partos no le pasarian, ni los perseguirian más que hasta allí. Habiéndolo anunciado á Antonio Alejandro, le llevó de parte de aquél muchos vasos y tazas de oro, de los que tomó Mitridates cuanto pudo ocultar bajo sus ropas, y se marchó. Todavía era de dia cuando hizo levantar el campo, y marchaban sin ser molestados de los enemigos; pero ellos mismos hicieron aquella noche la más terrible y congojosa de todas: porque robaban y mataban á los que tenian oro ó plata, y saquearon los equipajes. Finalmente, poniendo sus manos hasta en los cofres de Antonio, hacian pedazos la vajilla y mesas de gran precio, y se lo repartian. Como con este motivo fuese grande la turbacion y alboroto que se apoderó de todo el campamento, porque creian que habiéndolos sobrecogido