Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/105

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
107
ANTONIO.

tavia, y no dejó de conocer el pretexto; pero con todo le escribió, preguntándole á dónde queria que le enviase los efectos que le traia; y eran gran copia de vestuario para los soldados, muchas acémilas, caudales y regalos para los caudillos y amigos que tenia á su lado; y luera de esto, dos mil soldados escogidos para las cohortes pretorianas, equipados de las más primorosas armaduras. Dióle de esto noticia, enviado al efecto por ella, un tal Niger, amigo de Antonio, el que añadió los más completos como los más debidos elogios. Mas llegó á entender Cleopatra que Octavia iba á ponerse en contraposicion con ella, y temerosa de que, uniendo á la gravedad de sus costumbres y al poder de César la dulzura del trato y la complacencia á voluntad de Antonio, se le hiciera invencible y del todo se apoderara de éste, fingió que estaba perdida de amores por Antonio; y para ello debilitaba el cuerpo con tomar escaso alimento, y en su presencia ponia la vista como espantada, y cuando se apartaba de ella caida y triste. Hacía de modo que muchas veces se la viera llorar, y de repente se limpiaba y ocultaba las lágrimas, como que no queria que él lo entendiese. Usaba de todas estas simulaciones cuando Antonio estaba para partir de la Siria al punto convenido con el rey de los Medos; y los aduladores interesados por ella motejaban á Antonio de duro é insensible, porque iba á acabar con una pobre mujer, que en él sólo tenía puestos sus sentidos: porque Octavia habia venido con motivo de los negocios, enviada del hermano, y ya disfrutaba del nombre de legitima mujer; cuando Cleopatra, reina de tantos pueblos, se contentaba con llamarse la amante de Antonio, y no tenía á ménos ó desdeñaba este nombre, mientras veia á éste y le tenía á su lado; y luego que se mirase abandonada era seguro que no sobreviviria.

Finalmente, de tal manera le ablandaron y afeminaron, que por temor de que Cleopatra se dejase morir, se volvió á Alejandría, y dió largas al rey de los Medos hasta el vera-