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Plutarco.—Las vidas paralelas.

cese que hallándose los Atenienses en junta pública, subió un dia a la tribuna, y fué grande el silencio y expectacion en que todos se pusieron por lo extraño del suceso; y él les dijo: «Tengo un solar reducido, oh Atenienses, y en él salió una higuera, en la que se han ahorcado muchos ciudadanos: Leniendo, pues, resuelto edificar en aquel sitio me ha parecido prevenirlo en público, para que si alguno de vosotros quereis ahorcaros, lo ejeculeis antes de arrancar la higuera.» Murió, y fué enterrado en territorio de Hales, orilla del mar; y habiéndose hundido ésta, cubrió el agua la sepultura, y la hizo inaccesible á los hombres.

Habia sobre ella es la inscripcion:

Yago aquí despedida el alma triste; Mi nombre no os diré; sí mi deseo:

Perezcais malamente los malvados.

Esta inscripcion se dice baberla hecho el mismo Timon; pero esta otra, que es la que todos tienen de memoria, es de Calimaco:

Timon el Misantropo soy: ¿qué aguardas?

Maldíceme á tu gusto cuanto quieras, Sólo con que te quites de delante.

De lo mucho que de Timon podria decirse nos ha parecido escoger esto poco. En cuanto á Antonio, llegó el mismo Canidio á ser portador de la noticia de haberse perdido el ejército de Accio; y por otras partes supo que Herodes, rey de Judea, que tenía algunas legiones y cohortes, se habia pasado á César; y que todos los demas potentados le babian abandonado igualmente, sin que le hubiese quedado nada fuera del Egiplo. Mas no por esto se mostró alterado, sino que áun pareció que se alegraba de deponer la esperanza, para deponer tambien el cuidado. Dejó asimismo