ocasion de lo cual Filípides, que era enemigo de Estratocles, dijo en una comedia que él era Por quien las viñas abrasó la escarcha, Y por cuya impiedad se rasgó el peplo, Dados á hombres los divinos cultos:
Esto y no la comedia arruina al pueblo.
Era Filipides amigo de Lisimaco, y por él recibió el pueblo algunos beneficios de este monarca; para quien parece que era de buen agüero el que se le presentase Filipides, ó él le viese cuando habia de emprender alguna cosa de importancia en paz ó en guerra. Por otra parte, era hombre bien visto, nada entremetido, y que nada tenía de la oficiosidad palaciega. Haciale un dia agasajos 1.isimaco; y preguntándole: «¿Cuál de mis cosas te entregaré, oh Filipo?—Lo que quieras, oh Rey, le respondió, como no sea un secreto.» De intento, pues, hemos contrapuesto éste á aquél; al demagogo, y que lo lucía en la tribuna, este otro cómico y de la escena.
Pues áun se le decretó otro honor más desmedido y disonante, escrito por Dromoclides Esfecio, sobre que para la consagracion de los escudos en Delfos se tomará oráculo de Demetrio; pero será mejor copiar el tenor del decreto, que es como sigue: «A la buena hora: le ha pere»cido al pueblo nombrar un ciudadano de Alenas, que »constituyéndose cerca del Salvador, y haciendo las debidas libaciones, pregunte á Denetrio Salvador, cómo con »más piedad, con más decoro y con mayor prontitud ha de »hacer el pueblo la dedicacion de las ofrendas; y que »lo que respondiere, aquello haga el pueblo.» Con tales desalinos embaucaron á un hombre que ya de suyo no era de los más cuerdos.
Mientras reposaba entonces en Alenas, tomó por mujer á la viuda Euridice, que era descendiente del antiguo Mil-