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Plutarco.—Las vidas paralelas.

de que sabiendo la huida de su marido no se la participó; pero ésta sin sobresaltarse 'ni concebir el menor temor:

Tan mala casada te parezco, oh Dionisio, le dijo, y tan desavenida con mi marido, que si hubiera tenido noticia de su buida, no me había de haber ido con él para participar de su suerte? pero no la Lave: pues por mejor hubiera tenido llamarme mujer de Polixeno fugitivo, que hermana de un tirano.» Habiéndole hablado Testes con esta ente reza, se dice que se admiró el tirano: y admiraron asimismo los Siracusanos su virtud, en términos que despues de disuelta la tiranía, siempre le tributaron distinciones y • honores régios; y despues de su muerte acompañaron su entierro todos los ciudadanos. Paréceme que esta no es una digresion inútil.

Dion desde entonces convierte ya su ánimo á la guerra, no entrando en ella Platon por respeto a la hospitalidad de Dionisio y por su vejez; pero inflamando á Dion Espeusipo y otros de sus amigos, y exhortándole á dar la libertad á la Sicilia, que le tendia las manos y le recibiria con los brazos abiertos; porque segun parece, mientras Platon residió en Siracusa, Espeusipo y los demas filósofos Luvieron más trato con aquellos habitantes, y se enteraron mejor de su modo de pensar; pues aunque al principio por temor se recataban y guardaban, recelando que aquello pudiera ser tentativa del tirano, al fin ya tavieron confianza; y entonces era uno mismo el lenguaje de todos, pidiendo é instando que viniera Dion, aunque no tuviera naves, ni infantería, ni caballería, embarcándose solo en una nave de comercio, para prestar su persona y su nombre á los Sicilianos contra Dionisio. Enterado de todo esto por Espeusipo, se confirmó en su propósito; aunque para ocultarlo reclutó tropas estipendiarias reservadamente y por medio de interpuestas personas. Auxiliáronle en él muchos hombres de estado y muchos filósofos, con Endomo de Chipre, á quien despues que ya habia muerto dedicó Aris-