Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo V (1880).pdf/187

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
189
DION.

su esposa; y entregándole el niño, le dijo que marcharan á su propia casa, á la que él tambien se fué á habitar, habiendo hecho entrega de la ciudadela á los Siracusanos.

Habiéndole salido tan felizmente los negocios, la primera cosa en que se propuso gozar de su prosperidad, fué en hacer favores á sus amigos y donativos á los aliados, y más especialmente en hacer participantes de su humanidad y munificencia á los más allegados que tenía en la ciudad, y á los soldados que le habian servido, excediendo su magnanimidad á sus facultades; pues por lo que hace á sí mismo, se trataba sencilla y frugalmente como cualquiera particular, siendo de maravillar que teniendo puesta la vista en su brillante fortuna, no sólo la Sicilia y Cartago, sino toda la Grecia, y no reputando todos por tan grande á ningun general de los de aquella edad, ni hallando con quien compararlo en valor y en buena suerte, usara de tanta moderacion en el vestido, en la servidumbre y en la mesa, como si se mantuviera en la Academia al lado de Platon y no viviera con extranjeros y soldados, para quienes los continuos festines y recreos son un desquite de los trabajos y peligros. Y si Platon le había escrito que á él sólo sobre la tierra miraban todos, él á lo que parece no miraba más que á un pequeño recinto de una sola ciudad, esto es, á la Academia; sabiendo que aquellos espectadores y jueces, no tanto admirarian ninguna accion brillante ni ninguna empresa atrevida, como estarian en observacion de si hacía un uso prudente y modesto de su fortuna, y si se mostraba templado en la prosperidad y en la opulencia. Por lo que hace á la severidad en el trato y á la gravedad para con el pueblo, tenía propuesto de no rebajar ó quitar nada, á pesar de que el estado de las cosas pedia cierta condescendencia, y de que, como hemos dicho, Platon le habia reprendido escribiéndole que la terquedad y dureza son propias de la soledad, sino que él naturalmente debia de ser despegado, y parece que se