un pórtico unido al teatro con asientos alrededor, en el que habia una estatua de Pompeyo erigida allí por la república, cuando éste embelleció aquel sitio con los pórticos y el teatro. Para aquel pórtico se habia convocado el Senado que habia de tenerse á mitad de Marzo, en el dia que es Hamado los Idus por los Romanos; de manera que parece que algun genio condujo alli á César para ser inmolado en desagravio á Pompeyo. Llegado este dia, Bruto salió de su casa con un puñal en la cinta, sin que lo supiese otro que su mujer; los demas, habiéndose juntado en casa de Casio, acompañaron á la plaza á un hijo suyo que iba á tomar la toga viril. Desde la plaza pasaron todos al pórtico de Pompeyo, donde hacian tiempo, porque se decia que César iba á venir luego al Senado. De lo que allí se hubiera admirado cualquiera que estuviese en lo que iba á suceder, sería de la serenidad é imperturbabilidad de aquellos hombres, porque teniendo muchos por ser pretores que celebrar audiencia, no sólo oyeron tranquilamente, como si nada llamase su atencion, á cuantos acudieron y se presentaron, sino que dieron unas sentencias arregladas y cuales correspondia, viéndose que se habian enlerado con cuidado de los negocios. Hubo un ciudadano que no queriendo sujetarse á pagar una multa que se le habia impuesto, apeló á César, gritando y alborotando acaloradamente; y Bruto, vuelto á los que se hallaban presentes: «A mi, les dijo, César no me quila ni me quitará que determine conforme á las leyes.» Sucediéronles, sin embargo, muchos accidentes propios para hacer que se sobresaltasen: el primero, haberse tardado César hasta estar muy adelantado el dia, siendo detenido en casa por su majer sin resolverse á hacer las libaciones, é impedido para salir por los agoreros. Segundo, llegándose uno á Casca, que era de los conjurados, le tomé la mano y le dijo: «Tú bien te has guardado de mí, ob Casca, y no has querido decirme nada; pero Bruto me lo ka manifestado todo. Como Casca se quedase pasmado,