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ARTAJERGES.

provincias altas que en los que tenía cerca de sí, se determinó á la guerra, y escribió á los Lacedemonios implorando su auxilio, y pidiendo le enviasen hombres, á quienes ofrecia dar, si se le presentaban como infantes, caballos; si con caballos, parejas; si Lenian campos, aldeas; si aldeas, ciudades; y que á los soldados no se les contaria el prest, sino que se les mediria. Haciendo además jactancia de su persona, decia que su corazon pesaba más que el de su hermano; que filosofaba más que él; que era mejor mago, y podia beber y aguantar más vino; y que éste de miedo en las cacerías no montaba caballo, ni en la guerra se sentaba en carro con trono. Los Lacedemonios, pues, enviaron la correa (1) á Clearco, dándole órden de estar en todo á la disposicion de Ciro: de resulta de lo cual subió éste hacia la corte con un numeroso ejército de bárbaros, y con poco ménos de trece mil Griegos auxiliares, buscando diferentes achaques y pretextos para haber reunido aquellas fuerzas. No consiguió, sin embargo, deslumbrar por mucho tiempo, porque Tisafernes acudió por sí mismo á avisarlo al Rey, y fué grande la turbacion y alboroto que esto causó en palacio, echándose á Parisatis principalmente la culpa de aquella guerra, y moviéndose muchas sospechas y delaciones contra sus amigos. La que hostigó sobre todo á Parisatis, fué Estatira, quejándose amargamente de la guerra, y clamando: «¿Dónde están ahora aquellas seguridades? ¿dónde aquellos ruegos con que libertaste al insidiador de su hermano, y con que has venido á cercarnos de guerra y de males?» Por esta causa Parisatis concibió el más terrible odio contra Estatira; y como fuese de indole rencorosa y propiamente bárbara en sus iras y en su mala intencion, atentó contra su vida. Dinon dice que esta maldad se verificó durante la guerra, y (1) Modo particular de comunicar órdenes secretas, de que waban los Lacedemonios, descrito en la vida de Lisandro, tomo II, pág. 28.