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ARATO.

no poseian un terreno fértil y rico, sino que habitaban además sobre un mar desprovisto de puertos que por lo comun sólo con escollos y rocas Locaba al continente. Aun así éstos hicieron ver con la mayor claridad que el vigoroso poder de la Grecia es invencible, siempre que en ella haya union y concordia, y tenga la felicidad de lograr un prudente caudillo; pues que no siendo, como quien dice, más que una parte muy pequeña de aquellos antiguos Griegos, y no componiendo entre todos las fuerzas de una sola ciudad de consideracion, con la buena direccion y concordie y con sujetarse á no tener envidia al que entre ellos sobresalia en virtud, obedeciéndole y ejecutando sus órdenes, no sólo conservaron su libertad en medio de tantas y tao poderosas ciudades y tiranías, sino aun pudieron libertar y salvar á la mayor parte de los otros Griegos.

Era Arato en todo su porte un perfecto hombre de Estado; magnánímo, más diligente para las cosas públicas que para las suyas propias, implacable enemigo de los tiranos, y tal, por fin, que sólo el bien público decidia de sus odios y de sus amistades. Así, no tanto era amigo diligente y estable, como enemigo indulgente y de benigna condicion, pasando por la república de un estado á otro segun lo pedían las circunstancias; de manera que á una voz decian een entera uniformidad las naciones, las ciudades, las juntas y los teatros no conocérsele ptro amor ni otra pasion que la de lo honesto y justo. Para la guerra y los combates no puede dudarse que era irresoluto y desconfiado, así pomo el más avisado para manejar con reserva los negocios, y para sorprender mañosamente á las ciudades y á los tiranos. De modo que habiendo venido al cabo de muchos intentos que debian tenerse por desesperados, con atreverse á ellos, no fueron ménos al parecer los que siendo posibles dejó de emprender por nimia precaucion. Pues no sólo hay ciertos animales cuya vista obra en lo oscuro, y á la luz del dia se ciega, por la sequedad y delgadez del hu-