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Plutarco.—Las vidas paralelas.

mando, pues, á sus mayordomos, les dió órden de que dispusieran un pabellon régio, y todos los demas muebles y preparativos para recibirle y hospedarle magníficamente.

Resídia cerca de Seleuco un tal Apolónides, que era amigo de Demetrio, y le envió inmediatamente para que se holgara con su vista, y entrara en la confianza de que iba a ser recibido como correspondia de un deudo y un yerno. Conocida que fué la voluntad de Seleuco, aunque al principio fueron pocos á ver á Demetrio, despues lo ejecutaron los más de los amigos del Rey, compitiendo y queriendo adelantarse unos á otros: porque se esperó que iba á ser el de mayor autoridad cerca de Seleuco, y esto fué lo que convirtió en envidia la compasion, dando motivo á los malévolos y de dañada intencion para pervertir y envenenar la humanidad del Rey; á quién inspiraban recelos y descon flanzas, diciéndole que no se pasaria tiempo, sino que inmediatamente que se presentara Demetrio se verian grandes novedades en el ejército. Así es que no bien Apolónides se habia congratulado con Demetrio, y los demas amigos habían principiado á comunicarle las más lisonjeras noticias acerca de las disposiciones de Seleuco, en virtud de las cuales el mismo Demetrio, despues de tanto infortunio y desgracia, si ántes miraba como afrentosa la entrega de su persona, mudaba ya de parecer y empezaba alentado á abrir su corazon á la esperanza; cuando en aquel mismo punto llegó Pausanias con mil soldados entre infantes y caballos y cercando con ellos repentinamente á Demetrio, dió órden á los demas de retirarse, y á él sin presentarlo á Seleuco lo condujo al Quersoneso de Siria. Allí, fuera de haberle puesto una fuerte guardia, en lo demas la asistencia, la comida y cuanto podia necesitar para su comodidad, le iba diariamente de parte de Seleuco; quien le hizo sefialar además sitios amenos para recrearse y pasearse, y áun parques para la caza. Era tambien permitido á sus amigos y camaradas ir á verle; y de parte de Seleuco le visitaban