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VIDA Y FILOSOFIA DE LEIBNITZ

VIDA Y FILOSOFIA DE LEIBNITZ la historia de una substancia, sino la del universo entero.

Constituída la naturaleza por las mónadas, todo en ella es vivo, todo en ella es fuerza y movimiento. Las mónadas se distribuyen en jerarquía de seres, desde el viviente inferior, la mónada desnuda, dotada de percepción y de apetición insensible, al animal, que con percepciones más distintas posee sentimiento, y cuya mónada puede recibir el nombre de alma. Las almas, a su vez, son racionales o irracionales. Las segundas poseen memoria, que acompaña a la percepción; la memoria imita la razón, conserva el recuerdo de simultaneidades y de coincidencias, y por ellas puede introducir cierta dirección en la conducta. Las almas racionales llámanse espíritus. Tienen apercepción, reflexión, consciencia del yo y la facultad de conocer las cosas por sus causas. Los espíritus forman un mundo superior, regido por la mónada suprema, Dios, donde todo es apercepción, donde toda determinación es clara y distinta; en suma, donde toda virtualidad cesa y toda perfección tiene su asiento. Este es el reino de la gracia, no opuesto, pero sí distinto al de la naturaleza, sirviendo ésta a aquélla y realizándose en aquélla la suprema armonía de la vida universal.

El conocimiento.

La lógica de Leibnitz es positivamente de las partes más interesantes de su filosofía. Está llena