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NUEVO SISTEMA

cir que el alma mueve el cuerpo; y así como un copernicano habla verdaderamente de la salida del sol, un platónico de la realidad de la materia, un cartesiano de la de las cualidades sensibles, con tal de que se le entienda rectamente, así también creo yo que es muy verdadero que las substancias actúan unas sobre otras, con tal de que esto se comprenda en el sentido de que una es causa de los cambios de la otra, por virtud de las leyes de la armonía. Lo que se objeta acerca de la letargia de los cuerpos, los cuales estarían inactivos mientras el alma creería que están en movimiento, no puede ser, por causa de esa misma correspondencia infalible establecida por la divina sapiencia. No conozco esas masas vanas inútiles e inactivas de que se habla. Donde quiera, hay acción; y esto lo establezco yo mejor que la filosofía tradicional, pues que sostengo que no hay cuerpo sin movimiento ni substancia sin esfuerzo.

No entiendo en qué consista la objeción expresada en estas palabras: "Verdaderamente, señor mío, no se advierte que esas opiniones están expresamente hechas, y que esos sistemas, que acuden tras el caso, han sido fabricados para salvar ciertos principios?" Todas las hipótesis se hacen expresamente, y todos los sistemas acuden tras el caso para salvar los fenómenos o apariencias; mas no veo cuáles son los principios de que se dice que estoy imbuído y quiero salvar. Si esto significa que me impelen a adoptar esas hipótesis razones a priori o ciertos principios, como es ver-