OTRA ACLARACION DE LA HIPOTESIS DE LA ARMONIA PREESTABLECIDA (Carta de Leibnitz, publicada en el Journal des Savants. Noviembre de 1696.) Algunos amigos míos sabios y penetrantes han considerado mi nueva hipótesis sobre la gran cuestión de la unión del alma y del cuerpo, y habiéndola encontrado importante, me han rogado que dé algunas aclaraciones sobre las dificultades que le han sido objetadas y que provenían de que no ha alcanzado una comprensión satisfactoria. He creído que la cuestión se hace inteligible a toda suerte de ingenios, por medio de la comparación siguiente:
OPUSCULOS Imagínense dos relojes que marchen perfectamente acordes. Esto puede conseguirse de tres maneras. La primera consiste en la influencia mutua de un reloj sobre otro; la segunda, en el cuidado de un hombre que atienda de continuo a ambos relojes; la tercera, en la exactitud con que los dos marchan. La primera manera, la de la influencia, ha sido experimentada por el difunto Huygens (¹), con grandísima extrañeza por su parte. Tenía dos grandes relojes de péndulo, colgados de una misma viga de madera; los continuos movimientos de esos péndulos habían comunicado iguales vibraciones a las partículas de la (1) Físico, astrónomo y matemático holandés muy famoso (1629—1695).