Nunca será un poeta querido de los gramáticos, ni de los que buscan la arquitectura monótona de los elementos constitutivos de la obra de arte. Alguien le echará en cara el que haya mezclado pentasílabos con endecasílabos; otro le reprochará el empleo aproximado de palabras que consuenan y asuenan entre sí; éste le dirá que á las veces es pátmico y á las veces es hueco; el de más allá le dirá que no siempre es ingenuo y que se amanera y que falsea la verdad en lo pintoresco de sus cantos. Todo ello es cierto, es muy cierto; pero, ó quienes dicen no tienen alma, ó si la tienen, hechas esas salvedades, se dejarán llevar por este poeta, que sale de las frondosidades tropicales de una imaginación deslumbradora para cernirse, como ave de extraordinario plumaje, en las cumbres y desde allí dejarnos extáticos con la fuerza de sus alas y la rapidez de sus vuelos. Él canta la libertad, los héroes, el progreso, la ciencia, la patria y encuentra siempre palabras que iluminan y formas que seducen. Si de algo se apodera, lo asimila, lo hace suyo. Es la vieja teoría de Boileau; el robo disculpable, si le sigue el asesinato. Un día, el público
Página:Literatura argentina - Juan Antonio Argerich.pdf/24
Apariencia