un triste y melancólico ladrón en potencia. Pero ¿qué es entonces eso que él es ahora? Nada más que un trozo de hombre reducido a ese lado de la personalidad en la que todo lo que se es ha sido conformado desde afuera. Su personalidad es una personalidad sin autonomia, el individuo que él es no es más que esoque los otros han decidido ydeciden que sea. Pero por lo mismo: Astier es entonces un puro para-los-otros que carece de para-sí, él no es nada para-sí, excepto un inquietante vacío interior, un silencio, una nada"5“. La mirada del otro, por supuesto, no es sólo la mirada de éste o aquél personaje sino la evaluación que la "moral dominante” hace de cada uno de los individuos, el rol que ellos encarnan en esa pieza escrita por el Otro, el dios oracular o el Gran Complot, ya que incluso cada uno de estos individuos no puede dejar de juzgarse a si mismo a partir de estos valores. "Arlt nos muestra cómo funcionan esas comunidades de humillados y culpables -continuaba Masotta-; tal es el tema del cuento Las ■eras. Aquise nos describe desde adentro ese tipo de comunidad donde la comunidad es imposible, y se nos lleva desde el silencio interior de cada humillado, a la visión de un conjunto de silenciosos. En esta comunidad cada silencio interior se agrupa junto al otro; cada uno, interiormente vacio, no es más que una "cáscara" exterior, un desecho, una basura y cada uno se rodea de los demás en tanto que interiormente se vive a si mismo como siendo él también un desecho"55. Esta falsa comunidad, esta sociedad "seria|¡zada”, como la llamaba Sartre, es el medio donde se desarrolla la novela negra. Esas ”cáscaras exteriores" son los simulacros proyectados por la Gran Máquina de Bioy Casares. Será también la "legión de reptiles" de Saer, esa comunidad de "mónadas o amebas flotando en la armonía preestablecida de las esferas audiovisuales del mejor de los programas posibles". En sintesis, la sociedad controlada por un déspota inconsciente, Hitler como el gran vampiro telepático. Sin embargo, todavia Ia novela negra norteamericana creía en el héroe justiciero capaz de combatir y destruir la conspiración de la Mafia Organizada. Su modelo aún era épico. Con respecto al cine, por ejemplo, Gilles Deleuze determinó con mucha precisión el giro en la concepcióndel complot: “¿Cómo no creer en una poderosa organización concertada, en un grande y poderoso complot que ha encontrado la manera de hacer circular los tópicos, de afuera hacia adentro 60 cualificada: él no es más que aquello que en su niñez se había decidido que fuera,
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