Página:Lombroso El alma de-la mujer.djvu/102

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mitarse a vigilar a sus hijos, dejándolos adquirir por sí so- los la experiencia, pretendan infundirles la suya. En más de una ocasión resulta la mujer peligrosa a la cabecera de un enfermo por el celo excesivo con que se presta a satisfacer todos sus antojos. :

Es la mujer, en el fondo, semejante a un timbre eléc- trico, al que le falta el aislador, por lo que no sólo suena a conciencia cuando se le toca, sino que sigue sonando mucho después de haber dejado de oprimirio, cuando ya se desea que calle.

Otro inconveniente que nace dé la excesiva actividad de la mujer es su litigiosidad. No cabe duda que las mujeres es- tán siempre riñendo; ora con el marido; ora con sus iguales o sus inferiores; continuamente, con todo el mundo, y cuan- do no riñen, rebosan de rabia en su interior. Mirados bajo este aspecto, son los hombres mucho más pacíficos que las mujeres; las familias en que predomina el elemento mascu- lino se llevan más bien que aquellas otras en que el elemento femenino es el que prepondera.

Pero, ¿por qué los hombres no riñen ni porfían tan- to? Porque, como ninguno de ellos tiene ganas de hacer na- da, todos están siempre dispuestos a hacer la vista gorda so- bre lo que va mal hecho, con tal de no turbar su tranquili- dad y tener que substituir al que no sabe hacer bien las co- sas. En cambio, a la mujer le sucede todo lo contratio. Co- mo gusta de la acción y siempre está dispuesta a obrar, no puede sufrir lo que juzga mal hecho y no vacila en declarar- lo y sostenerlo, encolerizándose con aquel o aquellos que no lo hicieron como ella quería, y ya la tenéis riñendo.

_ Pero quizá el mal más grande de cuantos engendra la actividad excesiva sea la prodigalidad, el espíritu de enredo, la morbosidad a que induce a las mujeres de las clases su- periores. Una persona activa no puede volverse holgazana, ni llegar como los indolentes a saborear esos goces que el ocio concede a los meditativos; cuando no tiene ocupaciones útiles y necesarias que absorban su atención, invéntase otras inútiles y perjudiciales o enferma. La mujer que no crea, des- truye; siendo, como es, apasionada, cuando no puede dis- pensarles su protección activa al marido y los hijos, la con- centra en los otros; como no tenga que hacers2 los trajes, se