Página:Lombroso El alma de-la mujer.djvu/124

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida

122 GINA LOMBROSO A

posible sin la ayuda de una técnica especial, sin el conoci- miento de teorías especiales. Esta espontaneidad es parte tan esencial de la inteligencia femenil que la mujer avergilénzase, o poco menos, de cualquier obra suya, que no sea esponta- nea, y sea verdad o no, siempre tienen buen cuidado de de- clarar que aquello que hizo o dijolo, hízolo o díjolo así, sin saber cómo, por inspiración. La mujer tiene a cada paso inspiraciones o corazonadas de esta índole.

ESPIRITU DE OBSERVACION

La intuición es una facultad natural que se adquiere en la cuna, un don de Dios como la reflexión y la razón; sólo que, como las demás facultades intelectuales, tiene tam- bién órganos que la ayudan y acrecen su alcance: la obser- vación y la introspección. Con efecto, si la intuición a veces fúndase en una nada, por lo general se basa en hechos, líneas o sonidos, observados en otros o en nosotros mismos y cuyo recuerdo sirve más o menos para comprender, o mejor dicho, para adivinar las relaciones y consecuencias de otros hechos, objetos o emociones.

Yo intuyo que tal o cual individuo padece de una can- tidad de signos imperceptibles observados en mí o en otros que padecían. Adivino que en tal o cual período histórico de- be de haber habido cataclismos, porque observo el efecto ac- tual que los cataclismos exteriores surten sobre los aconte- cimientos contemporáneos. El artista intuirá la arquitectura que resultará más a tono con determinado ambiente, recor- dando el efecto de las líneas o de los monumentos vistos en un ambiente semejante, etc.

Es decir, que la intuición suele ser una solución obte- nida por imitación de un caso semejante. Efectivamente, la intuición limítase al campo en que se acumulan las obser- vaciones. El historiador resulta intuitivo únicamente para la historia; el aventurero, para sus particulares intereses, y el hombre escrupuloso, para los intereses ajenos. Pero, para imitar un caso semejante, para encontrarle a cada aconteci- miento algún otro antiguo con que relacionarlo, es menes- ter haber archivado un gran número de observaciones y de