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EL ALMA DE LA MUJER 141

Hoy rigen opuestas teorías, pero el alma de la mujer sigue inmutable. Prescindiendo de un inútil baturrillo de ci- fras, nombres y palabras que sirve únicamente para deslum- brar a los necios con citas eruditas, no va gran diferencia en cuanto a bagaje intelectual, a comprensión de los problemas de arte, historia y literatura—<que ya se salen del estricto campo a que se han consagrado—-de la mujer del pueblo a la gran dama, de la tímida colegiala educada en el convento a la estudianta que frecuentó la Universidad, cuando ambas viven en el mismo ambiente y tratan a unas mismas personas mientras que existe una diferencia intelectual harto acusa- da, entre las mujeres de dos medios distintos, que traten per- sonas diferentes y tengan ocasión de hacer observaciones dis- tintas y de recoger experiencias diversas.

La paleta que por un capricho de la suerte vese encum- brada alguna vez 2 la más alta esfera social; la cortesana, la actriz, la cantante, que con frecuencia proceden del pueblo, no hacen en lo intelectual mal papel, al lado de esas otras mujeres que estudiaron bajo la dirección de los más ilustres profesores de su tiempo, como no hace mal papel, compara- da con los más grandes políticos de su tiempo, Santa Cata- lina, que no sabía leer ni escribir.

A los veinte años, la muchacha del puebio, la sastra, la modista, que han aprendido a fondo su oficio, y tenido que tratar con mucha gente y encontrándose en muchas oca- siones de ver, oír y callar, poseen un mayor número de ideas, experiencias y observaciones personales, de reglas generales e intuiciones, es decir, tienen la inteligencia mucho más des- arrollada que no esas señoritas que estudiaron a la jigera la- tín y griego en su casita, a buen recaudo de toda emoción e inquietud.

La madre de familia numerosa, ocupada y preocupada con sus hijos y con la casa, por más que no tenga tanto tiempo para estudiar, acredita más listeza y amplitud de ideas e ingenio que no la solterona de su misma edad, que no hizo en toda su vida sino revolver libracos en la Universidad o en las Bibliotecas.