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réis cómo si esas mujeres cultivaron el arte, la poesía, las matemáticas, fué o porque a ello las obligó la necesidad o simplemente por agradar a alguien.

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Este concepto de la superioridad femenina tiene una gran desventaja, y es que resulta harto vago e ingrato; y esta es una de las razones que atrajo, y atrae, a tantas: mu- jeres a la órbita varonil. Escribir libros, pintar cuadros, es- culpir estatuas, son cosas perfectamente claras y definidas; pero, ¿y eso de forjar tradiciones, y acrecer el prestigio aje- no, qué es? ¿Cómo se hace? ¿Qué compensación nos gran- jea? Ninguna. Las heroínas mencionadas no tienen monu- mentos consagrados en las plazas públicas, sus nombres son desconocidos; a diferencia de los hombres superiores, que an- dan en lenguas y en ojos de todos, para ellas todo es anóni- mo y confuso. Siéntense sus actos, pero no se ven ni se tocan: viene a faltar la luz y a nacer el desorden en el siglo o en el país en que su función cesa; pero resulta, sin embargo, harto difícil decir quiénes son, ni en qué consista su influjo. Rayos de discreto calor que penetran inobservados, al través de las paredes, y cuyo fuego central escapa a la burda mirada del vulgo, nótase más su presencia cuando vienen a faltar, que mientras existen. Su virtud no da casi nunca motivo a la celebridad de poder comparar su alteza con los genios varo- niles: no reside su superioridad en sus obras, sino en su vida. Su virtud, no parcial, sino total y armoniosa, suele pasar inadvertida a los ojos de los contemporáneos, mucho más propensos a encontrar grandes las desigualdades despropor- cionadas, que no las grandezas homogéneas. y aun algunas veces, a los ojos de parientes y deudos, que no aciertan a aprovecharse de ella. Pero discreta y sutil, cual un perfume que no se sabe de donde viene, su actividad envuelve a cuan- tos seres la circundan; y sobre sus figuras de heroínas. rever- beran premios más que todo otro alguno ambicionados; amor de deudos y allegados, simpatía de cuantos la conocen, y la viva llama de bien, la acción purificadora que en torno suyo ejercen. Bórranse sus nombres y no llegan a ilustrar