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el estudio, el heroísmo y los honores, y hasta con la fuerza de voluntad y con el dinero, como los demás bienes egoís-

ticos.

QUE ENTIENDE POR AMOR LA MUJER

Pero si el amor es una simple exaltación esteticoegoís- tica, y por lo tanto un mero episodio de su vida para el hom- bre. no le sucede lo mismo a la mujer.

Son elementos t »talmente diversos, o, por mejor decir, los mismos elementos, sólo que combinados en proporciones distintas, los que se dan en ella.

Son el elemento abnegación y el elemento «aprecio, or- gullo, elementos basados en la razón los que predominan en ella, pasando a muy secundario lugar los elementos estéticos, pasionales,

El hombre que se acredita de tanto más razonable que la mujer en sus relaciones sociales. no concibe siquiera que la razón pueda influir en el amor. La mujer, tan poco razo- nable en la vida cotidiana, no comprende que amor y razón puedan andar separados. La mujer fundamenta su amor en la razón; se empeña en sostener que es posible establecer en el amor una suerte de balanza, en la que el amor del amado haya de crecer en proporción de los sacrificios que por él hace ella, de los beneficios que le dispensa; lo cual desconcierta no pocas veces al hombre que, cuando se halla en el apogeo de la salud, la riqueza y el poder, comprende la relación, anta- gónica entonces para él, entre amor y sacrificio.

Debido a que es para ella el amor un sentimiento razo- nable, obstínase la mujer en su pretensión de que se han de cumplir rigurosamente las promesas de amor, y ha de sub- sistir el sentimiento en el hombre, hasta cuando ya sólo que- dan de él pavesas. .

Por este predominio de la razón, resultan también cua- lidades esenciales del amor femenino, la estima y la admi: ración, que tan poco representan en el amor del macho.

. Una mujer puede estimar a quien no ama, o compri- mir al menos su pasión, que instintivamente la llevaría a amarlo, pero: no puede amar a quien no estima o. admira.