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EL ALMA DE LA MUJER 187

Suele la mujer enamorarse de un hombre despreciable, pero no por creerlo tal. sino por creerlo blanco de la calumnia, víc- tima de acontecimientos que ella está llamada a conjurar; pues, cuando se convence de que efectivamente no es digno de aprecio, deja al punto de amarlo.

Todo lo contrario sucede con los hombres: ¡cuántos de ellos no aman, hasta el suicidio, hasta el crimen, a la mujer que desprecian o reputan indigna!

Por esa causa de ir amor y estimación indisolublemente unidos en la idea que la mujer se forja del amor, es por lo que ésta se siente atraída, a pesar de los graves inconvenien- tes que le pone ante los ojos la experiencia, hacia los hombres que descuellan celebridad y a los que ocupan una jerarquía superior—nobles—, o que no sucede casi nunca con los hom- bres.

Cierto que a veces en esta atracción de la mujer hacia el hombre célebre o encumbrado, entran por mucho la va- nidad artificial, el deseo de sobresalir, de ingresar en un am- biente más brillante, sobre todo cuando la mujer no puede descollar con sólo sus fuerzas; pero no puede negarse que también tiene gran parte en esa atracción el sentimiento real y sincero, el deseo natural, ya que amor significa para ella la abnegación de consagrarse a un ser que lo merezca. Esta atrac- ción llega, efectivamente, a ser tanto más irresistible cuanto más perseguido parece de los hombres o de la fortuna el ho- nor que descuella y brilla.

A ningún grande hombre, sañudamente combatido, fal- táronle nunca la admiración y el amor sincero y desinteresa- do de las mujeres que lo conocieron.

Obsérvese, no obstante, que si la mujer siéntese atraída a cifrar su amor allí donde razonablemente puede cifrar sn estimación, sus juicios, en cambio, suelen diferir de los del público, compuesto de hombres en su mayoría.

En el fondo, todo ser humano, hombre o mujer, des- precia las dotes de intelecto y corazón que posee, cuando me- nos en germen, y faltando las cuales resulta imposible todo parangón. Por lo tanto, y hallándose más desarrolladas en la mujer las cualidades morales que las intelectuales, atráenla más en el hombre célebre las cualidades morales que las otras..