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EL ALMA DE LA MUJER 63


educación que justamente considera como la educación me- jor. Quizá sea ese el único medio; mas no dejo de reconocer que resulta de aplicación difícil.

Cierto que la mayor instrucción y la coeducación ayu- dan poco, porque las nuevas generaciones no se muestran en cste punto mejores que las antiguas, sino que, por el contra- rio, a causa de la facilidad de la vida, los estudios y la inde- pendencia resultan todavía más petulantes y menos solidarias entre sí.

ENVIDIA, CELOS, SED DE VENGANZA :

Al lado del amor propio y el afán de sobresalir. pode- mus poner entre los defectos femeninos que del altruísmo pasional se derivan, la envidia, que hace que suframos con el bien ajeno, que no nos es dado compartir, y nos irritemos <on el prójimo que no sufre nuestros males; los celos que nos impelen a odiar al ser que ama aquel que nosotras ama- mos; la sed de venganza que nos mueve a hacerle mal a quien consciente o inconscientemente nos hizo sufrir, y muchos de- fectos semejantes.

Envidia, celos, sed de venganza y defectos análogos suelen confundirse muchas veces con el sentimiento de la jus- ticia, Tienen con ésta de común, en efecto, el sentimiento altruísta de que se engendran y que nos hace sufrir y gozar, respectivamente, con el bien o el mal que al prójimo, no a nosotras, afecta.

Pero mientras que en el caso de la justicia sufrimos cor el mal ajeno o con la pérdida del bien, por la conciencia que tenemos del daño en general que a la sociedad pueden infe- rir esos males, por el desaliento y confusión que la injusticia engendra; y procuramos el bien de los demás, de la mayor parte, aunque sea a costa de algún sufrimiento nuestro o de los seres que amamos, a fin de que triunfe en el mundo un equitativo reparto de bienes; en el caso de la envidia, los celos o la sed de venganza, sufrimos porque hay quien goza más cue nosotros de bienes que apetecemos o quien no sufre de los males que nos afligen, sin pararnos a pensar por un morento que tales daños y bienes puedan ser merecidos. En ese caso nos afanamos por lograr que el prójimo sufre al