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EL ALMA DE LA MUJER 7 HARD DADA DDD DEDIDIDEDEDnnIr

César Lombroso era, sin duda, uno de esos seres que la naturaleza alumbra de cuando en cuando, en una de sus horas felices, para bien de la humanidad. Sabio y poeta, po- seía un cerebro inagotable en punto a ideas nuevas, amén de viva fantasía, amor a la humanidad y una intuición prodi- giosa. De carácter jovial, animado y amable, muy dado al trato social, y muy amante de los jóvenes, a despecho de las más amargas experiencias, cifraba su mayor alegría en atraér- selos y hacerlos sus discípulos.

Guillermo Ferrero mismo empezó su carrera como dis- cípulo de César Lombroso. Tenía el gran historiador por aquel tiempo diez y ocho años y había ido a Turín para visitar, en unión de otros estudiantes, el laboratorio de Lom- broso, En el banquete que en aquella ocasión dieron los es- tudiantes a su maestro, hubo de pronunciar Ferrero un dis- curso. Maravillado Lombroso del talento del joven orador, mostró deseos de conocerlo personalmente, y al instante, aun- que el joven no había escrito todavía ni una línea, invitóle a colaborar con él en La mujer criminal, que tenía en el telar a la sazón.

Así fué cómo Ferrero conoció a César Lombroso, y a poco de eso, a su hija, concibiendo por ella un gran afecto. Ferrero sintió el influjo intenso, no sólo de la personalidad de Lombroso, sino también de su hija, que criada en un medio donde bullían las ideas vivas, alejó a Ferrero de esas áridas in- vestigaciones de detalle, de que los estudiantes de universi- dad se atiborran.

Gina Lombroso no se casó de tan buenas a primeras con el joven discípulo de su padre. Hacíasele a éste muy du- ro desprenderse de ella, y a ella también tener que separarse de su padre. ?

El cariño de Gina Lombroso a su padre es como un hilo rojo tendido a través de su vida, desde su más tierna infan- cia. La gran biografía que de su padre trazó a poco de su muerte, es quizá una de las mejores que yo recuerdo haber leído. Nada de esos pormenores fatigosos y esas innumera- bles cartas que no tienen interés más que para la familia o los amigos íntimos. Y sin embargo, la personalidad de Lom- broso resalta allí viva como en ninguna otra; así la perso-