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TAN HONRADO COMO DIGNO
Señorita Raquel. — Niños, * de venida a la escuela he te- nido hoy una gran alegría.
Carmen. — ¿Cuál? señorita.
Sta. Raquel. — Han de saber que he conocido un niño que promete ser un hombre tan honrado como digno. Esto no me habría extrañado, pues muchos niños así conozco; pero es el caso que éste me había parecido uno de los tantos pilletes que vagan por nuestras calles.
Carlos. — Generalmente no * son muy buenos esos chicos.
Sta. Raquel. — Es verdad; la poca educación que reciben y el hecho de estar todo el día en la calle, hacen que se perviertan desde pequeños.
Rosa. —Es una crueldad dejarlos así.
Sta. Raquel. —Esos niños pertenecen a familias en extremo pobres, que tienen que dedicarlos al trabajo, y lo más común es que los hagan vende-