“- 195 — DOS CARTAS Y UN CONSEJO
Mi querida señorita: yz Hace dos días que no tenemos clase y no se imaginará cuánto lo siento, porque pocas veces he tenido tanta necesidad como hoy de sus buenos consejos. Con verdadero dolor se lo confieso, señorita, he cometido una falta muy fea; y si me atrevo wr a decírselo es porque conozco su bondad y espero quiera decirme cómo puedo hacer para repararla. ¡Qué vergúenza siento! señorita. ¡He mentido! ¡Qué pena! ¡Y he mentido nada menos que a mamá! Sucede que ayer me mandó a la mercería, reco- mendándome que pidiera cierta clase de cinta que le faltaba para concluirme un vestido. Al salir de casa encontré a Rosario, y juntas fui- mos charlando hasta la puerta de la mercería. «Mientras haces tus compras — me dijo Rosa- rito al irse— yo haré las mías y vendré a buscarte.» Yo sabía que mi amiga volvería pronto, pues iba
