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había salido de su cueva nativa, pidió a su amigo lo de- jara recorrer aquellas soledades. El viejo accedió dicién- dole que se paseara, mientras él iría a traer a Zonda.
Fuése, pero en lugar de volver como lo había prometido, se refugió en su cueva, dejando a los peleadores lo más lejos posible el uno del otro.
Desde entonces, los bijos de Aeros tienen su morada en los dos extremos del territorio argentino. El carácter de ambos continúa siendo violento, pero como no pueden reñir entre sí, pues nunca se encuentran, desahogan sus furias en los campos que recorren. Los habitantes del in- terior conocen bien el viento zonda, que levanta nubes de arena y calienta la atmósfera hasta la sofocación. Los del sur, saben cuánta es la violencia del pampero, que si bien suele despejar y refrescar la atmósfera, cuando se irrita se convierte en furioso huracán que quiebra los árboles, vuelca los carruajes, levanta los techos de las casas, mueve los vagones cargados, y hasta empuja las aguas del río de la Plata, arrojándolas con fuerza contra las costas de la Ban- da Oriental y produciendo no pocos naufragios.
Dicen — no sé si será cierto — que todos esos esfuerzos los hacen para encontrarse, porque como hermanos que son, al fin, se quieren mucho. Pero siendo tan considerables las distancias que tienen que recorrer, no han conseguido todavía su intento.
TEMAS PARA LA OBSERVACIÓN. — ¿Qué vientos son los más generales en la localidad? ¿En qué dirección vienen las nubes durante una larga lluvia ? ¿De qué lado sopla el viento en los días hermosos ? ¿Con qué viento están más húmedas las calles? ¿Por qué? ¿Con cuál viento hace más frío? ¿Con cuál hace más calor ?
