— 143 — sí formando grumos de manteca, que una vez amasados en panes y envueltos en un pedazo de cambray blanco, los mismos lecheros vendían al par de la leche. Época hubo en que casi todos los lecheros eran vascos y se ca- racterizaron por su traje especial y su boina.
Estos tipos fueron desapareciendo a medida que los ferrocarriles proporcionaron transporte más barato, menos trabajoso y más rápido, pues ; un vagón trae a la ciudad ' en pocos minutos lo que ape- nas si cincuenta o más de esos lecheros podían acarrear a caballo en una noche.
Un tipo, en otros tiempos muy popular también entre los niños, era el mazamorre- ro, individuo que recorría a caballo las calles, llevando en un tarro el sabroso postre preparado con leche y azúcar, y cantando generalmente ver- sos arreglados por él mismo, con el objeto de ponderar su mercancía y hacer salir a la puerta de calle a las se- fñoras o sirvientas, que le compraban el postre para el al- muerzo.
Oficio semejante desempeñaban los vendedores de tor- tas, dulces y bollitos, cuyo número era muy superior al de ahora. Se situaban con sus canastas en las calles más centrales y allí esperaban el paso de las señoras que, si
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Lechero.
