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Existen, pues, muchas cosas que pertenecen a todos los habitantes del país, sean nacionales o extranjeros, ricos o pobres, grandes o pequeños, pero de las cuales nadie puede disponer en su exclusivo beneficio particular, privando de ellas a los demás. Así, el más respetado vecino no tendría derecho para oponerse a r e que concurran a una es- ] cuela pública otros ni- ños que los suyos o los que él indicara, mi para sacar un árbol de la calle y ponerlo en su quinta.
Esos bienes de que to- dos podemos disfrutar, pero de los que nadie puede apropiarse impi- diendo que los disfru- ten los demás, llámanse A bienes comunales y se di- 1 ferencian de los bienes privados o particulares, en que éstos pertenecen
Si qe Puente levadizo sobre el Riachuelo (Capital a los individuos por ha- federal). Todos los habitantes pueden tran-
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te compra o donación, mientras que aquéllos pertenecen a todo el pueblo por igual, por haber sido costeados con el dinero de todos, entregado en forma de impuestos al gobierno.
