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— 40 — cual si fuera una enorme ascua; y aun cuando dejamos de verlo durante-la noche, sigue siendo el mismo sol que luce en nuestro cielo a mediodía.

— No me negarás, sin embargo, que a mediodía brilla mucho más y con luz más viva que a la tarde.

— Ni pienso negarlo; pero eso ocurre no porque haya va-


Mientras los habitantes del norte buscan bajo los árboles reparo contra los ardientes rayos del sol...

riado, sino porque los rayos de ese astro caen más o menos directamente sobre los diferentes puntos de la tierra, a me- dida que ésta gira.

— ¡Ah! sí, en su movimiento de rotación, debido al cual se produce la sucesión de los días y de las noches.

— Pero, ¿por qué hace más calor a mediodía ?

— Francamente... no lo sé.