NUESTROS GAUCHOS
Poco a poco va desapa- reciendo de las campañas argentinas un tipo que antes era muy corriente encontrar en las inme- diaciones de las grandes ciudades: me refiero al gaucho.
El gaucho es un criollo nacido y críado en nues- tras solitarias pampas, al que le basta un pobre rancho de barro y un buen parejero para con- siderarse feliz. El rey de las pampas. (Cuadro
de Della Valle.)
Conoce la Pampa como sus manos, y con la misma facilidad que reconoce la hier- ba más insignificante, presagia los cambios atmosféricos en la faz del cielo. En medio de la noche más obscura, al trote de su caballo, marcha seguro del rumbo que sigue, orien- tado por los ruidos o por las matas que encuentra al paso.
Como es ignorante, cree con facilidad en las fábulas y hasta las inventa él mismo; así, no es extraño oírle relatar cuentos fantásticos de aparecidos, de aves que anuncian desgracias con su canto y de flores que derraman lágrimas.
No gusta de las faenas pesadas, y apenas si cuida algunos animales para sus necesidades más apremiantes. El gau-