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Cayo Cornelio Tácito.

después discordia entre ellos, é inmediatamente la guerra, había tomado también las armas contra nosotros; y Cartismandua, con astucias, prendió al hermano y otros parien tes de Venusio. Con esto, encendidos los enemigos y estimulados de la ignominia que les causaba el sujetarse al imperio de una mujer, con un ejército de escogida y generosa juventud le acometen el reino. Mas antevisto por los nuestros este peligro, y enviadas en socorro de la reina las cohortes romanas, tuvieron una batalla bien reñida, cuyo principio dudoso tuvo muy alegre fin. Peleó con igual suceso la legión que gobernaba Cesio Nasica; porque á Didio, cargado de años y lleno de honras, le bastaba hacer la guerra por ministros y tener apartado al enemigo. He juntado las cosas de estos dos vicepretores, Ostorio y Didio, aunque sucedidas en muchos años, por la dificultad que causara el dividirlas para retenerlas en la memoria.

Volviendo ahora á la orden de los tiempos, digo que siendo cónsules Tiberio Claudio la quinta vez, y Servio Cornelio Orsito, se anticipó el dar á Nerón la toga viril (1) para que pareciese con esto capaz de ocuparse en el manejo de los negocios públicos. Y César en esta parte se dejó vencer con facilidad por la adulación del senado, que Nerón pudiese administrar el consulado á los veinte años de su edad, y que entretanto, nombrado así para cónsul, tuviese fuera de Roma la autoridad proconsular, y que fuese llamado príncipe de la juventud. Dióse tras esto en su nombre el donativo á los soldados y á la plebe el congiario. A los juegos del circo, que se celebraban en orden á granjear el favor del vulgo, fueron llevados Británico, vestido con la vestidura pueril llamada pretexta, y Nerón en hábito triunfal, para que viendo el pueblo al uno con traje de emperador y al otro de muchacho, supiese lo que había de creer de (1) Nerón entraba á la sazón en los catorce años, y la toga viril no sé tomaba hasta cumplidos éstos.