Página:Los Anales de Cayo Cornelio Tácito. Tomo I (1890).pdf/46

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
28
Cayo Cornelio Tácito.

tras sí también á la primera y la veintena, á causa de que estaban alojadas todas juntas en los cuarteles de verano, plantados en los términos de los Ubios, casi ociosas del todo ó con pequeñas ocupaciones. Sabida, pues, allí la muerte de Augusto, muchos soldados de los levantados poco antes en Roma (1) para rehinchir las legiones, acostumbrados al vicio de la ciudad é impacientes del trabajo, comenzaron á representar y dar á entender á los otros de ingenios más rudos, «que había ya llegado el tiempo en el cual los soldados viejos podían pedir sus bien servidas licencias, los nuevos acrecentamientos de sueldo, y unos y otros algún alivio á tantas miserias, y veoganza contra la crueldad de los centuriones». No decía esto uno solo, como Percenio en las legiones de Panonia, ni á los oídos de gente que pudiese temer á ejército más poderoso: había muchos gestos voces de sediciones, diciendo que es taba en sus manos el imperio romano: que se había ensanchado la república con sus victorias y honrádose los emperadores sacando de ellas gloriosos apellidos».

No trataba el legado de poner remedio, habiendo la locura de tantos héchole perder la seguridad del ánimo.

Arrancan, pues, furiosos de las espadas y arremeten contra los centuriones (materia antigua de los odios militares, y principio de encruelecerse): tendidos en tierra, los azotan, cada sesenta el suyo, por igualar el número de los centuriones, y así bien heridos y parte muertos, los echan fuera del estacado y en la corriente del Rhin. Uno de ellos, llamado Septimio, huído al tribunal y arrojado á los pies de Cecina, fué pedido tan importunamente por ellos, que hubo de ser entregado á la muerte. Casio Cherea, famoso después por el homicidio de Cayo César, entonces mancebo valeroso y de ánimo fiero, se abrió y allanó el camino con (1) Pertenecían á las levas forzadas que mandó hacer Augusto en Roma para reforzar las legiones después de la derrota de Varo.