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Cura hubiese sido un hombre como yo me entiendo... Sé que hablo de un sacerdole; pero el padre Cristóbal, amigo del padre Guardian, tambien es sacerdote como él; y es un hombre muy caritativo, y si estuviera aqui, pudiera decir...

—Muy pronta estais para hablar sin que os pregunten,- interrumpió la señora con cierto tono de autoridad orgullosa, y un ceño que la hizo parecer fea.-Callad: ya sé que á los padres nunca les faltan excusas para disculpar á sus hijos." Abochornada Inés, dió una mirada á su hija como diciéndole: Mira lo que padezco por no saber tú habiar: tambien el padre Guardian indicaba á Lucia con la cabeza y los ojos que aquella era la ocasion de animarse, y no dejar fea á su pobre madre.

—Reverenda señora,-dijo entónces Lucía,-cuanto ha dicho mi madre es la pura verdad. El mozo que me pretendia (aquí se puso como la grana) era un jóven con quien yo me casaba á gusto. Perdone vuestra sei.oria si hablo con este descoco: lo hago para que no piense mal de mi madre; y por lo que toca á aquel señor (;Dios le perdone!), quisiera morir mil veces ántes que caer en sus manos; y si vuestra señoría hace la buena obra de ponernos en savo, ya que nos vemos en la triste precision de mendigar un abrigo y molestar á las personas caritativas (pero hágase la voluntad del Señor), puede vuestra señoria estar segura de que nadie pediráá Dios con más fervor por vuestra señoría que nosotras.

—A vos os creo,-dijo la monja con ménos aspereza;- sin embargo, tendré gusto en oiros á solas; no porque necesite-añadió volviéndose con estudiada cortesia al religioso-de otras averiguaciones ni de otros nmotivos para servir al padre Guardian; ántes por lo contrario he peinsado en ello, y hé aquí lo mejor que por ahora me ha ocurrido. Hace pocos dias que la demandadera del convento ha casado la última de sus hijas: estas mujeres podrán ocupar el cuarto que con semejante motivo ha quedado vacio, y suplir la falta de aquella muchacha en los pequeños cargos que ella desempeñaba. A la verdad (aqui hizo señas al padre Guardian para que se acercase á la reja), á la verdad que atendida la carestia de los tiempos, se pensaba en no poner á nadie en su lugar; pero yo bablaré á la madre Abadesa, y una palabra mia... luégo un empeño del padre Guardian... En fin, doy la cosa casi por hecha.

Quiso el padre Guardian darle las gracias; pero la señora le interrumpió diciendo: