Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/15

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 3 —

entre salmo y salmo, y cruzando las manos á la espalda con un dedo puesto por via de señal entre las hojas. Ya caminaba con los ojos bajos, echando con el pie hácia las cercas los guijarros del camino, ya levantaba la vista fijándola en la cima de algun monte, en que los rayos del sol en su ocaso, penetrando por las quebradas de olro situado enfrente, formaban largas y brillantes fajas de púrpura.

Abierto otra vez el breviario, y rezando de nuevo, llegs á donde torcia el camino, y en este paraje levantó los ojos mirando adelante como solia hacerlo los demas dias. La senda despues de torcer seguia derecha como unos sesenta pasos, dividiéndose luégo en dos, de las cuales la derecha subia hácia la montaña, y era la que conducia á la parroquia, y la izquierda bajaba al valle hasta llegar á un torrente, siendo por esta parte más baja la pared. Las cercas interiores de las dos sendas, en vez de formar ángulo al reunirse, remataban en una pequeña ermita en que estaban pintadas várias figura punta, las cuales, segun la intencion del pintor, y á los ojos de los habitantes, debian significar llamas, alternando entre ellas ciertos mamarrachos como personas de medio cuerpo arriba, que significaban ánimas del purgatorio, y unas y otras de color de ladrillo sobre un fondo blan quizco, con algunos desmochados de trecho en trecho.

Al volver D. Abundo de la esquina, y dirigiendo la vista hácia la ermita, segun tenía de costumbre, vió lo que no esperaba ni hubiera querido ver. Casi en la confluencia de las dos sendas se hallaban dos hombres, uno enfrente de otro: el uno de ellos sentado en la pared más baja con una pierna colgando por la parte de adentro, y el compañero en píé, apoyado en la tapia de enfrente y con los brazos cruzados. Por el traje, el aire, y lo que podia divisarse desde el punto á que habia llegado el cura, era fácil inferir su condicion. Los dos llevaban en la cabeza una redecilla verde, que con gran borla caia sobre el hombro izquierdo, saliendo de ella en la frente un gran mechon de pelo á manera de tufo; dos grandes bigotes ensortijados por la punla chaquetilla ajustada al cuerpo, con un cinturon de gas, undosas, y acabadas en ta, cuero muy reluciente, de donde colgaban un par de pistolas. Pendiente del cuello, y caido sobre el pecho en forma de dije, traian un cuernecito con póivora. A la derecha salia de un bolsillo lateral de los anchos calzones el inango de un gran puñal, y colgaba á la izquierda una disforme I espada con el puño de metal muy labrado y terso. Manifestaba semejante atavio que aquellos dos hombres eran