Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/159

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 147 —

bien otros dos de los más despejados á inquirir la causa de la trapisonda de aquella noche. Dadas estas órdenes, despacho con muchos elogios al Canoso, para que se fuese á dormir, y él mismo se retiró á su cuarto.

La mañana siguiente muy temprano ya andaba corriendo el Canoso, cuando se levantó D. Rodrigo. Buscó inmediatamente al conde Atilio, el cual, apénas le vió, le dijo con tono de mofa:

—¿Y San Martin?

—No sé qué contestar,-respondió D. Rodrigo;-pagaré la apuesta; pero no es eso lo que más me escuece. Nada te he dicho, porque pensé sorprenderte; pero... En fin, ahora te lo contaré todo.

—Aquí anda la mano del fraile,-dijo el primo despues de haberle oido toda la historia, con más atencion de lo que podia esperarse de una cabeza tan destornillada.-A ese fraile, con su gazmoñería y su mónita, le tengo yo por un solemne pícaro. ¡Tú nunca me bas querido hablar con franqueza! ¡No quisiste decirme á qué vino á hablarte! Refirióle entónces D. Rodrigo la conferencia.

—¿Y tú le aguantaste?-exclamó el Conde.-Y le dejaste salir sin darle su merecido?

—¿Qué querias? ¿que me enemistase con todos los capuchinos de italia?

—No sé,-replicó el Conde;-pero yo en aquel momento, quizá me hubiera olvidado que habia más capuchinos que aquel picarón que me insultaba; pero además, áun sin fallar å las reglas de la prudencia, ¿deja de haber modos de vengarse tambien de un capuchino? En fin, puesto que se ha librado del castigo que merecia, le tomo yo bajo mi proteccion, y quiero tener el gusto de enseñarle cómo se habla con las personas de nuestra clase.

—Esc sería poner las cosas en peor estado.

—Fiate una vez de tu primo, y no tengas cuidado, que te serviré como amigo y pariente.

—Y qué tratas de hacer?

—Todavía no lo sé; pero te aseguro que saldremos de ese fraile. Lo pensaré... El que me ha de servir es el Conde mi tio, del Consejo secreto. Me baño en agua rosada siempre que hago trabajar en mi favor á ese politicon... Pasado mañana estoy en Milan, y de un modo ó de otro, verás que el fraile me la paga.

Trajeron en esto el almuerzo, que no impidió que se continuase hablando de un negocio de tanta importancia.

Aunque el Conde tomaba en él aquella parte que requerian