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los individuos para ir á sacar el pan del horno. A mí, por ejemplo, deberian darme un billete en estos términos: «A Ambrosio Fusella, de profesion espadero, con mujer y cuatro hijos en edad de comer pan, se le dará tanto pan, y para tantos, etc.» Así deberia hacerse el repartimiento, á tantos individuos tantas libretas. A usted, por ejemplo, deberian darle un billete para... įvuestro nombre?

—Lorenzo Tramallino,-contestó el incauto jóven, que entusiasmado con el proyecto, no advirtió que todo estaba fundado sobre papel, pluma y tintero, y que para realizarlo, la primera cosa era apuntar los nombres de las personas.

Muy bien!-dijo el desconocido;-tiene usted mujer é hijos?

—A estas horas debiera ya tener... hijos no, que es muy pronto,-contestó Lorenzo;-pero mujer, si las cosas marchasen como era regular...

—¿Conque es usted solo? una porcion más pequeña, y paciencia.

—Es justo, pero presto con el favor de Dios... Basta...

¿Y si yo me casase?

—Entónces se cambia el billete y se aumenta la cantidad, como ya he dicho, siempre en proporcion de las bocas,-dijo el desconocido levantándose del banco.

—¡Eso si que sería bueno!-exclamó Lorenzo dando puñetazos sobre la mesa;-y por qué no habrán hecho una ley como esta?

—iQué quiere usted que le diga?-respondió el compañero.-Entretanto dóile áusted las buenas noches y me voy, porque ya me estarán aguardando mi mujer y mis hijos.

—Otro traguito! jotro traguito!-gritaba Lorenzo, llenando aprisa el vaso, y levantándose luégo y agarrando á su compañero de la chupa, tiraba para obligarle á que se sentase de nuevo:-otro trago; vaya, no me haga usted este desaire.

Pero el desconocido se desasió de un tiron, y dejando que Lorenzo continuase con instancias y reconvenciones, dijo de nuevo: «;buenas noches!» y se marchó. Así charlaba Lorenzo cuando ya el otro estaba en la calle, hasta que dejándose caer Inégo como un plomo sobre el banco, fijó la vista en el vaso que habia llenado, y viendo pasar al mozo, le detuvo, haciéndole una seña con la mano, como si tuvies9 que comunicarle algun negocio. Enseñóle el vaso, y con una pronunciacion algo torpe, sacando las palabras de un modo raro, dijo: