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Lo mismo dijeron ctros muchos.

—Yo quisiera saber,-prosiguió el primero,-si esos señores de Milan pensarán tambien en los pobres de fuera, ó si harán las buenas leyes sólo para ellos. Ya sabeis lo que son; ciudadanos orgullosos, todo para ellos, como si los de las inmediaciones no fueran cristianos.

—Nosotros tambien tenemos boca, tanto para comer, como para hacer valer nuestras razones,-dijo otro con tono tanto más modesto, cuanto su proposicion era más atrevida,-y cuando la cosa está empezada...

No creyó conveniente concluir su frase.

—No es sólo en Milan en donde hay trigo oculto,-principió á decir otro con cierto ceño y tono malicioso, cuando se oyeron las pisadas de un caballo que se acercaba.

Corren todos á la puerta, y conocido el que llegaba, acuden á recibirle. Era este un mercader de Milan, que teniendo por sus negocios que ir á Bérgamo muchas veces en el año, solia pernoctar cn aquella posada, y como se hallaban alli reunidas casi siempre las mismas personas, era ya generalnmente conocido. Cércanle todos, quién le coge la brida, quién agarra un estribo, dándole juntos la bienvenida, y preguntándole si habia hecho buen viaje.

—Muy bueno,-contestó el mercader.-Y vosotros?

—Nosotros buenos,-respondieron casi todos á la vez.

—Y qué noticias hay de Milan?-preguntaron muchos.

—Aqui están los noveleros,-dijo el mercader, apeándose y entregando al mozo el caballo.-Ya vosotros las sabeis mejor que yo,-prosiguió al entrar por la puerta de la posada con los concurrentes.

—En verdad que nada sabemos,-dijeron varios de ellos poniéndose la mano en el pecho.

Es posible?-dijo el mercader.-Buenas las oireis.

¡Hola, mozo! ¿mi cama está desocupada? Muy bien. Un vaso de vino, y mi cena acostumbrada; aprisa porque quiero acostarme presto para marchar mañana muy temprano, y estar en Bérgamo á la hora de comer. ¿Conque vosotros, (continuó sentándose á la mesa frente de Lorenzo que sin hablar estaba oyendo con mucha atencion) conque vosotros nada sabeis de todas las diabluras de ayer?

—De ayer algo bemos oido decir.

—jA ver cómo sabeis las noticias! Bien decia yo que estando aquí siempre de guardia para preguntar á los que pasan...

—Pero hoy, hoy, qué ha sucedido hoy?