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- concepto de valimiento, á manera de ciertos botes, que todavía se ven en algunas boticas, los cuales tienen por defuera ciertos rótulos ambiguos, y sin embargo de que nada contienen, sirven para aumentar el crédito de la casa. El đel Conde consejero, que habia tiempo que se iba aumentando con lentitud, se elevó en un momento hasta el último grado con motivo de un viaje que por comision hizo á Madrid, en donde, segun él contaba, fué recibido con una distincion extraordinaria. En comprobacion, decia que el Conde-duque le habia honrado con su confianza, en térmi-- nos de preguntarle una vez delante de toda la corte si le gustaba Madrid, y decirle otra vez á solas en el hueco de una ventana, que la catedral de Milan era la mayor de cuantas habia visto en los dominios del Rey.

El conde Atilio, despues de haber hecho á su tio los cumplimientos de estilo y haberle presentado los respetos de su primo, se revistió de cierta gravedad, como afortunadamente sabía hacerlo, y dijo:

—Creo cumplir con mi obligacion, sin faltar á la confianza de D. Rodrigo, dando cuenta á mi señor tio de un asunto que, si tsted no lo toma á su cargo, puede ser de gravedad y traer tristes consecuencias.

—Me figuro que será una de las suyas.

—En obsequio de la verdad debo decir que la falta no está en esta ocasion de parte de D. Rodrigo; pero está resentido, y como digo, sólo mi señor tio...

¡Vaya! sepamos.

—Hay en aquel país un capuchino que se ha empeñado en chocar con mi primo, y la cosa ha llegado á punto que...

—Cuántas veces he dicho á uno y á otro que no hay que meterse con los frailes!... de sobra hay con lo que dan que hacer á los que deben... á quien le toca... (Y aquí sopló gordo.) Pero vosotros que podeis evitar...

—Mi señor tio, debo decir á usted que D. Rodrigo todo lo hubiera evitado si hubiera sido posible; pero el fraile es el que quiere habérselas con él, y le provoca de mil maneras.

—1Qué diablos tiene ese fraile con mi sobrino?

—Desde luego es una cabeza extravagante, como todos saben, y hace alarde de tenérselas tiesas á los caballeros.

El protege, dirige, 6 ¿qué se yot á una aldeanilla del pafs; tiene por aquella mozuela un celo... una caridad, que no 8é cómo calificarla...

—Comprendo,-dijo el Conde consejero, advirtiéndose en su rostro cierto viso de malicia.