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tenga 6 no tenga razon, el superior debe enviarle á que se pasee.

Asf que el Conde dió fin á su plática con un gran resoplido, que equivalia á un punto final:

—Comprendo muy bien-dijo el capuchino-lo que el señor Conde quiere dar á entender; pero ántes de dar un paso...

— Es un paso, y no es un paso,-interrumpió el Conde;- es una cosa natural, una cosa que está en el órden; y si no se adopta pronto este expedienle, preveo un mare magnum de disputas. No creo que mi sobrino... en fin, estoy yo de por medio... pero el negocio ha llegado á un punto que, si no le damos un corte pronto y decisivo, no es posible que quede oculto... entónces ya no es sólo mi 80- brino... se levanta una polvareda, Padre mio, que... Ya ve vuestra paternidad... los parientes... tenemos largas relaciones, toda gente que tiene sangre en las venas... y con algun valimiento. Entra luégo aquello: «no es por el huevo, sino por el fuero.» y entónces áun el que es amigo de la paz... ¡Vaya! tendria yo el mayor sentimiento si me viera precisado... yo que siempre he tenido tanta predileccion á los padres capuchinos. Ustedes que tanto bien hacen con edificacion del público, necesitan de la paz y no de enredos; ustedes deben estar bien con todos... Además tienen pariertes en el siglo, y estos negocios de puntillo, por poco que duren, se extienden, se ramifican y envuelven á medio mundo. Yo tengo este bendito destino, que me obliga á sostener cierto decoro. S. E. el señor Gobernador general, mis compañeros... todo se vuelve asunto de cuerpo. En fin, vuestra paternidad sabe cómo van estas cosas.

—A la verdad,-dijo el Provincial,-el padre Cristóbal es predicador; y ya estaba yo casi resuelto... Justamente lo piden; pero ahora en esta circunstancia pudiera creerse que era un casligo ántes de haberse aclarado...

—¿Cómo un castigo? no por cierlo; de ninguna manera; una medida de prudencia; un arbitrio de conveniencia recíproca para evitar los compromisos... Ya me parece haber dicho lo suficiente.

—Entre vuestra señorfa y yo, la cosa va bien; pero siendo como se la han referido á vuestra señoría, es imposible que no haya traspirado algo. En todas partes hay chismosos, atizadores, ó por lo ménos curiosos malignos, que se complacen en meter cizaña entre los caballeros y religiosos... Cada uno tiene su buena opinion que conser-