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| —Ya ves-le dijo-que eres tú la que no quiere: no digas mañana que no te he animado. Yo cenaré, y quedará aquí sobrada comida para cuando tú dejes de ser tonta y quieras obedecer.

Dicho esto, se arrojó con ánsia sobre la comida, y cuando no quiso más, volvió al rincon, é instó de nuevo å Lucía por que tomase alguna cosa y se acostase.

—No, nada quiero,-contestó Lucia con voz apagada, y como soñolienta; y prosiguió luégo con más resolucion:- ¿Está cerrada la puerta? ¿Está bien cerrada? Y despues de h:ber mirado alrededor, se levantó, y con las manos adelante y paso ligero se dirigió á ella.

Llegóse ántes la vieja, y meneando la puerta y el cerrojo, dijo:

—¿Lo ves cómo está bien cerrada? ¿Estás contenta ahora?

—¡Yo contenta en este lugar!-contestó Lucia acogiéndose de nuevo á su rincon;-pero el Señor sabe que estny aquí.

—Ven á dormir: qué has de hacer ahi echada como un perro? ¿quién ha visto no aprovecharse de las comodidades cuando se pueden disfrutar?

—No, no, déjeme usted en paz.

—Tú cres quien lo quiere así, yo me echo aqui en la orilla: te dejo casi toda la cama. Ši quieres venir á acostarte, ven en hora buena. Acuérdate que te he instado muchisiinas veces.

Diciendo esto, se metió vestida debajo de la ropa, y todo quedó en silencio.

Sentada é inmóvil estaba Lucía en aquel rincon con las rodillas pegadas al cuerpo, las manos en las rodillas y la cara en las manos. Ni velaba ni dormia, embebecida en una rápida serie de pensamientos, apreusiones y temores.

Ya más en su acuerdo, y penetrada de los horrores que hat.ia visto y sufrido aquel dia, calculaba mejor la realidad de lás circunstancias en que se hallaba envuelta. Ahora trasladando su imaginacion á una region más oscura, luchaba con los fantasmas que le presentaba el terror con la incertidumbre. Perinaneció largo tien po en esta erisis de angustia, hasta que por fin quebrantada y abatida dejó caer sus miembros doloridos, y tendida quedó algun rato en un estado casi parecido al sueño; pero no tardó en recobrarse por cierto impulso interior que la excitó á examinar é indagar más detenidamente las causas de su terrible situacion.