Página:Los novios. Historia milanesa del siglo XVI (1880).pdf/295

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
— 283 —

con un prestigio de autoridad, preludio de remota esperanza. Aquel momento lo fué de alivio para él. Fijó la imaginacion en la que las habia pronunciado, y la miraba ya no como su cautiva suplicante, sino como quien dispensa gracias y consuelos. Aguardaba con ánsia el dia para correr á librarla, y oir de su boca otras palabras de alivio y de vida, y proyectaba ir él mismo á eniregarla á su madre.

¡Y luégo, qué haré mañana?... įY despues de mañana?...

¿Y por la noche? Y refiriéndose al vacío que descubria en el porvenir, buscaba en vano el modo de emplear cl tiempo, y cómo pasar los dias y las noches. Ya se proponia dejar el castillo, y pasar á país extranjero en donde nadie tuviese noticia de él. Ya concebia una remota esperanza de recobrar su antiguo ánimo y sus antiguos deseos, y de que aquel no sería sino un delirio pasajero, y ya se arredraba al reflexionar lo que pensarian y dirian sus amigos al verle cambiado de aquella manera, cuando justamente al amanecer, pocos instantes despues de haberse dormido Lucía, estando sentado en la cama, llegó á sus oidos un rumor lejano que, aunque confuso, parecia festivo.

Púsose á escuchar con más atencion, y conoció que era repique de campanas, que de cuando en cuando repetia lánguidamente el eco de la montaña, 6 se confundia con él.

De allí á poco oyó otro repique imás cercano, y luégo otro y otro. «Qué funcion serå esta? exclamó. ¿Por qué estará tan alegre esa gentualla? ¡Qué contentos están!» Con esto saltó de la cama, que para él era de espinas, y á medio vestir corrió á abrir un postigo de la ventana. Oscuras estaban todas las montañas, y el cielo más bien que con nubes era todo una nube cenicienta; pero con la luz del dia ya claro, se divisaban en el camino del valle gentes que apresuradamente pasaban, otras que salian de sus casas, dirigiéndose por el mismo lado hácia la salida del valle á la derecha del castillo, y era fácil distir.guir los trajes y el porte festivo de los caminantes. «Qué diablos, dijo, tendrá esa canalla Qué habrá de nuevo en ese maldito país?»

Y dada una voz á un bravo de confianza que dormia en el cuarto contiguo, le preguntó cuál sería la causa de semejante movimiento. Él bravo, que no sabía más que su amo, contestó que saldria á preguntarlo. El otro entretanto quedó observando aquel movimiento bullieioso que con la luz progresiva se divisaba con mayor claridad.

Veíasc pasar gente, y l'egar gente de todus partes; hombres, mujeres y niños, á parejas, á bandadas, y solos. Unos alcanzando á los que iban delante se.agregaban á ellos;